La importancia de saber elegir

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Os voy a contar una historia real, no sólo para recordar lo importante que es decidir en ciertos momentos de la vida, sino también para demostrar que muchas veces las decisiones más obvias y mejor tomadas, con el tiempo, resultan no ser tan obvias ni tan buenas.

James Ritty era el dueño de un local súper famoso a finales de 1871. Llevaba vendiendo whisky puro, vinos finos y cigarros desde hacía más de treinta años.

Algunos de sus empleados solían guardar el dinero de las ventas en sus propios bolsillos, lo que obviamente ocasionaba numerosos malentendidos, pérdidas, fraudes y demás dolores de cabeza.

Un día James, mientras viajaba hacia Europa en un buque a vapor, se sorprendió al ver el mecanismo que utilizaban para contar las vueltas que daba el propulsor del barco, y preguntó si eso se podría adaptar para registrar las transacciones que se hacían en su negocio.

En cuanto volvió a su casa, en Dayton (Ohio), comenzó a trabajar en el diseños de este aparato con la ayuda de su hermano, que era un habilidoso mecánico.

Después de varios prototipos, lograron un dispositivo en el cuál, cada tecla presionada representaba una determinada cantidad de dinero. James y John Ritty patentaron el diseño en 1879 y lo llamaban “Ritty´s Uncorruptible Cashier” (El incorruptible cajero de Ritty).

Se trataba del origen de lo que hoy conocemos como la caja registradora.

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Al principio no tenía el cajón donde se guardaba el dinero. Eso se hacía depositando en una caja de madera que esta situada a su lado.

Más adelante se añadió el cajón y una campanilla que sonaba al finalizar la transacción y al abrirse y cerrarse, para llamar a atención de quien estaba a cargo del bar. Así, evitaba posibles robos o fraudes.

James abrió una pequeña fábrica de cajas registradoras en Dayton, pero no tuvo mucho éxito ya que nuestro protagonista empezó a agobiarse por dirigir dos empresas y no prestaba a ninguna la intención que debiera.

Debía elegir entre el bar y la fábrica de cajas registradoras. Era otra época y la elección era obvia.

Un grupo de inversores entre los que se encontraba Jacob H. Eckert y a John y Frank Patterson, acabaron comprando la fábrica.

James se deshizo del problema y ya respiraba tranquilo.

Los hermanos Patterson acabaron convirtiéndose en los dueños mayoritarios y en 1884 cambiaron el nombre a la empresa pasando a llamarse, “The National Cash Register Company”. Seguro que os suena haberla visto. Hoy en día es la famosa NCR.

La evolución de NCR

La evolución de NCR.

 

Hay distintas moralejas en esta historia. Me encantaría que compartieses tu punto de vista sobre esta historia ya que cada uno lo entiende de una forma.

Yo, personalmente creo que hay que reflexionar en estos dos puntos:

  • James tenía un problema y encontró la solución en un entorno totalmente distinto al suyo, cuando estaba de vacaciones y relajado.
  • Aunque James estaba especializado en su negocio de bebidas, encontró la forma para desarrollar su producto en una actividad totalmente distinta a la suya.

Como curiosidad, más adelante, el protagonista de nuestra historia volvió a tener dos negocios. Pero esta vez fué otro bar, muy exitoso, del cuál aún se conserva la barra de madera con las iniciales “JR” talladas a mano.

No olvidéis de cara a este nuevo año, la importancia de tomar decisiones adecuadas, ya que el no tomarlas supone también una decisión.

Y tú, ¿que hubieras elegido?

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