Durante distintas etapas de mi vida me he despertado a las ocho, a las siete o incluso antes de las seis. En esas situaciones, me he dado cuenta de que es imposible descansar. Da igual que te acuestes temprano, nunca dormirás ocho horas y si lo haces, no serán efectivas. Muchas veces me plantee que quizás nuestro cuerpo no estuviese capacitado a hacer “media vida nocturna”, dado que por nuestra naturaleza, estamos preparados para hacer vida de día.
Ahora por fin, unos expertos han asegurado que existe un desajuste entre nuestro reloj biológico y nuestros horarios. Esta falta de sintonía se traduce en que nuestro cuerpo se vea alterado, provocando una cierta predisposición a cometer errores o a sufrir trastornos del sueño y enfermedades.
Till Roenneberg, profesor de cronobiología del Instituto de Psicología Médica de la Universidad de Ludwing-Maximilian, en Alemania, explica que todos los organismos tienen un reloj biológico que les hace comportarse de un modo u otro, desde las bacterias hasta los seres humanos.
Nuestros cuerpos están siempre en la zona horaria equivocada. En muchas empresas la jornada empieza a las 8 o incluso antes, lo cuál no concuerda con los relojes biológicos de los empleados.
Esto sumado a la presión para ser productivos y atender a correos o teléfono durante todo el día y la noche hacen que la gente padezca este jet lag social.
Ronneberg calculó que más del 70% de la gente se levanta más temprano de lo que deberían para estar bien descansados y ser más productivos.
En la mayoría de las personas, los relojes biológicos empiezan a ponerse en marcha durante la pubertad que coincide con la transición del colegio al instituto, donde normalmente, se entra más temprano. Esto provoca una falta de sueño crónica que puede tener como consecuencia la aparición de enfermedades como la obesidad y la diabetes, asegura Paul Kelly, del Instituto de Sueño y Neurociencia Circadiana de la Universidad de Oxford.
El especialista dice que no es racional iniciar la jornada laboral a las 8 de la mañana, y que deberíamos empezar a las 10 de la mañana. Claro, esto va en contra de los prejuicios del mundo laboral, donde los madrugadores son considerados rigurosos y trabajadores. Paul, ante esto recuerda que los ritmos que rigen nuestro organismo están controlados por la biología, no por las costumbres.
Entre ambos expertos, realizaron un experimento en una fábrica de Volkswagen y una de aceros ThyssenKrup, en Alemania.
Se ajustaron los horarios a cada empleado. Es decir, se asignaron turnos de tarde y noche a los más trasnochadores y turnos de mañana, a los que se levantan temprano.
Se descubrió que los trabajadores, al estar ajustados a horarios que respetasen su reloj biológico, eran más productivos, estaban menos cansados y gozaban de mejor salud. Se apreciaron beneficios tanto en la vida laboral de los empleados como en su disfrute del tiempo libre.
Otro científico que hizo un experimento parecido, pero esta vez en oficinas, llegó a la misma conclusión. Se trata de Ryan Olson, del Instituto estadounidense de Ciencias de la Salud Ocupacional en Oregon. Olson realizó una investigación en una multinacional del país en la cuál, se dio libertad a los trabajadores para elegir sus horarios.
Este proyecto, además, incluía un programa de formación que se encargaba de enseñar a no juzgar a sus compañeros por su gestión del tiempo y les animaban a priorizar su tiempo personal y familiar. De este modo, se les animaba a asistir a los eventos del colegio de sus hijos, a hacer recados y otras actividades que ayudasen a equilibrar su vida laboral con la doméstica. Lo sorprendente fue que esto les proporcionó una hora de sueño extra a la semana y fue el motivo por el que la empresa está trabajando en otros cambios para aplicar esperando más beneficios a largo plazo.
Dice Olson que hay un viejo dicho que dice que dormir es de los débiles, pero siente que se está produciendo un cambio. La gente se está dando cuenta de que la falta de sueño no es buena, y es algo de lo que las empresas se deberían preocupar. Con la tecnología de hoy en día, no hay ninguna razón para tener un horario inflexible.
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